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lunes, 15 de julio de 2013

RECUPERAR GIBRALTAR NO ES GANAR O PERDER , SOLO ES DIGNIDAD.

blo Antonio Fernández Sánchez. Catedrático de Derecho Internacional

"Recuperar Gibraltar no es ganar o perder, sólo es dignidad"

El experto en relaciones internacionales analiza la vigencia de Utrecht e insiste en que "el Reino Unido no puede celebrar referéndum ni consulta sobre la autodeterminación del Peñón"
PATRICIA GO
DINO SEVILLA | ACTUALIZADO 15.07.2013 - 10:05 FUENTE:http://www.diariodejerez.es/article/provincia/1564987/recuperar/gibraltar/no/es/ganar/o/perder/solo/es/dignidad.html

Sólo es un punto en el enorme océano de la diplomacia internacional, pero pese a su reducido tamaño -no llega a siete kilómetros cuadrados- Gibraltar es hoy un tema recurrente en las relaciones hispano-británicas. Pablo Antonio Fernández Sánchez (Algeciras, 1955), catedrático de Derecho Internacional en la Universidad de Sevilla, titular de la cátedra Jean Monnet de la Unión Europea y dueño de un apabullante currículum como asesor para organismos europeos e internacionales, analiza los 300 años desde la firma del Tratado Utrecht con la certeza de que sólo el desarrollo de la comarca que el Monte Calpe tiene enfrente, la del Campo de Gibraltar, relajará las tensiones a un lado y otro de la Verja. 
 
-Gibraltar es... ¿español?
-No, obviamente.  
 
-Así saludó el ministro de Exteriores García Margallo a un eurodiputado británico. 
-Es la aspiración. En el Tratado de Utrecht, que reivindican las partes como vigentes, hay una cesión de soberanía a lo que hoy es Reino Unido, entonces Inglaterra. Lo que ocurre es que en los años 60, a instancias del Reino Unido, Gibraltar se registró en el listado general de Naciones Unidas como territorio a descolonizar, por eso España lo reivindica con más fuerza. El propio Tratado contempla la posibilidad de la reversión a España, que es el fundamento jurídico por el que no puede haber una independencia de ese territorio. 
 
-El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, ha declarado que celebrará los actos de conmemoración de Utrecht aunque no sea válido. ¿Por qué dice esto? 
-Gibraltar no puede decir nada porque no es parte en el Tratado. Las dos partes son el Reino Unido y el Reino de España y las dos lo consideran vigente. Ahora bien, hay partes que no lo están por haber normas superiores que impidan su vigencia. En el Tratado se dice que en el Peñón no pueden vivir ni judíos ni moros y eso va contra el principio de no discriminación por razón de raza, sexo, nacionalidad. Se indica que se cede lo que es propiedad de la Corona y hoy lo que existe es la soberanía del Estado. En lo demás está todo vigente y es la única fundamentación del Reino Unido para ser potencia administradora. 
 
-El Tratado habla de la cesión de la ciudad, el castillo, el puerto y la muralla. Pero Gibraltar hoy ocupa más territorio.
-Eso, exclusivamente. Todo lo que viene después, es decir, la ocupación del istmo, es una ocupación ilegal, y ése es el segundo problema jurídico. El primero es la descolonización de lo que se cede. El tercero, la dimensión marítima. 
 
-¿En qué momento Gibraltar empezó a avanzar y ocupó lo que hoy es la pista de aeropuerto? 
-Estamos hablando del siglo XIX, con toda la problemática que tenía España: en pleno proceso descolonizador de América Latina, que no culmina hasta la Guerra de Cuba, Filipinas y Puerto Rico. España políticamente no tenía fortaleza, además soportaba todos los problemas intestinos entre liberales, conservadores, monarquía, república... Por eso se despreocupó de esa zona. Debido a la peste, la población gibraltareña estaba diezmando y, por razones humanitarias, España permitió que hubiera unas tiendas de campaña en la zona denominada neutral, que está fuera de lo que se cede en el Tratado de Utrecht. Con el transcurso del tiempo, se fueron poniendo de mampostería y ya luego se estableció el aeropuerto. 
 
-Una política de derecho adquirido sobre esta zona. 
-No, porque España jamás ha consentido esto. Lo que no puede es crear un conflicto armado para recuperarlo. Pero sí es un problema que se ha intentado resolver con la utilización conjunta del aeropuerto, pero ya se ha visto que no ha funcionado a pesar de que se hizo la inversión. 
 
-¿Quién hizo la inversión? 
-España, el Reino Unido y Gibraltar también.
 
-¿Quién falló entonces?
-Todos. Los gibraltareños querían controlar todas las personas que llegaran a La Roca; España, controlar los pasajeros que llegaran con destino a España, pero luego se generó un problema con la directiva del cielo único. España pide la utilización conjunta del aeropuerto de manera que quede claro que aquello no es un territorio del Reino Unido, sino, digamos, mancomunado y de esa manera podría ir reforzando su situación jurídica. Aquello está paralizado por muchos motivos. Entre otros porque en Gibraltar no hay una frontera exterior de la Unión Europea (UE), esa frontera está en el Puerto de Algeciras. El problema es que en esta materia el Reino Unido no acepta los Acuerdos de Schengen [por los que se permite suprimir los controles en las fronteras interiores entre los países firmantes del tratado y uno de los pasos más importantes para la construcción de la UE].  
 
-La ONU tiene Gibraltar en la lista de territorios sin autogobierno. ¿Qué casos hay parecidos? 
-Las Malvinas y el Sahara Occidental son algunos de los casos listados. Pero concretamente Gibraltar es el único en el que la población no puede decidir el destino de su territorio. Por una razón jurídica: el principio de autodeterminación no se puede aplicar con un reférendum porque la población no es autóctona ni heredera de la autoctóna. Por eso yo digo siempre que yo soy gibraltareño, del Norte, pero gibraltareño. Aunque luego se produce la cesión, cuando la escuadra angloholandesa ocupa Gibraltar en 1704, en nombre de un legítimo aspirante a la Corona Española [el archiduque Carlos], la mayor parte de las personas que vivían en el Peñón salen y se establecen en las tres ermitas que había en el campo agrícola de Gibraltar: la ermita de San Roque, la de San Isidro en Los Barrios y en la de San Bernabé, lo que hoy es la capilla de Europa, en Algeciras.
 
-Desmonta lo de que a los gibraltareños se les llama llanitos porque ocupan la llanura de enfrente, la de La Línea.  
-No, para nada. Se llama La Línea porque era la línea fronteriza. 
 
-En el discurso anual ante el Parlamento británico Isabel II habló de garantizar el derecho de los gibraltareños a su autodeterminación.  
-El discurso no es de Isabel II, sino del primer ministro y por razones políticas puede decir lo que quiera, como nuestro rey puede decir "Gibraltar español".
 
-¿No hay cambio en la postura de Reino Unido al respecto?  
-En principio, no hay nada. Naciones Unidas lo tiene claro. En la Asamblea General, la ONU dictó una resolución prohibiendo al Reino Unido que se celebrara ningún referéndum, ni siquiera consulta, en relación a la autodeterminación de Gibraltar. Este principio se aplica con la retroacción del territorio a la potencia reclamante que es España. 
 
-¿Qué ganaría España si recuperara Gibraltar?  
-Ganar... aquí seguramente hasta perderíamos. No se trata de ganar o perder. Lo que gana es dignidad, solamente. Se trata de un problema político para nosotros que lo vivimos cerca, pero esto a un señor de Vizcaya le interesa bien poco. Es pura anécdota una o dos veces al año cuando hay algún problema de pesca o medioambiental. Para nosotros tiene muy poco peso político, pero para los gibraltareños es fundamental. Y es irrelevante en las relaciones hispanobritánicas.
 
-Una anécdota, dice.  
-Sí, es una anécdota que habría que resolver por dignidad. El pueblo español lo solicita, porque aquello había sido históricamente España. ¡Y sabe usted aquello de que el Pendón de Gibraltar fue bordado por Juana La Loca...! En términos de la zona, el Campo de Gibraltar tiene una depresión profunda en todos los terrenos: económico, social, de infrastructura, etcéra, como consencuencia de Gibraltar.  
 
-¿Por su culpa? ¿En qué sentido lo dice? 
-Por razones políticas, primero. Suponga que yo soy el ministro de Asuntos Exteriores: lo primero que yo haría en relación a Gibraltar sería superdesarrollar su campo, que fuéramos un espejo para ellos, que ellos quisieran ser nuestro. Montaría, por ejemplo, una universidad bilingüe, el mejor hospital que hubiera en toda Andalucía y obviamente, haría autovías gratuitas y dotaría de conexión ferroviaria, y no el tren repugnante que tenemos, que para llegar a Sevilla antes tienes que pasar por Antequera. No hay una acción política como consecuencia del problema político. Gibraltar es una economía depredadora de lo que hay alrededor, aunque al Peñón le interesa que la comarca esté desarrollada. En definitiva, ellos a qué colegios van, a qué hospitales, a qué lugares de ocio... Es inevitable. La mayoría de ellos viven fuera, en Sotogrande muchos.
 
-Si España lo recuperase, Gibraltar perdería ese régimen fiscal tan cuestionado.  
-Es que no lo pueden tener, es ilegal. Hay que luchar contra ese régimen. Pero insisto: hay más problemas, Gibraltar es un puntito. Ya se acabó aquello de que en España había un Ministerio del Asunto Exterior, en tiempos de del ministro Castiella. Por mucha crisis que tengamos, somos la octava potencia económica mundial y España está ocupada en muchos otros asuntos.
 
-La delimitación de las aguas territoriales provoca continuos conflictos entre las patrulleras de la Royal Navy y la Policía gibraltareña y los pesqueros de la Bahía de Algeciras. ¿Qué solución cabe aquí?  
-Es un problema político. Entre Francia y España o Portugal y España, en las zonas fronterizas existe colaboración. Si hay un incendio en el Alentejo portugués probablemente esté cubierto también con los bomberos de Ayamonte. Es lo normal. Pero allí, no. Gibraltar no se quiere reunir con los alcaldes de la zona porque no se considera ayuntamiento, se considera un Gobierno con un ministro principal. Aquí pasa lo mismo, ¿por qué nuestro ministro se va a ocupar de hablar con un alcalde, que es lo que consideramos nosotros al ministro principal? Es un problema absolutamente político que se tiene que resolver por la vía política. 
 
-Posibles soluciones.
-No existen. Pero bueno, venga, es muy difícil...
 
-¿Y hasta cuándo vamos a estar así, con este tira y afloja?
-Probablemente cuando Reino Unido deje de tener interés en estas cuestiones.
 
-Mientras sus empresarios y muchos de los socios europeos evadan impuestos allí, el Reino Unido no se desligará de Gibraltar.
-En eso estamos. Pero no es un problema sólo de Gibraltar. No seamos hipócritas. El caso de los paraísos fiscales, ¿es Gibraltar? ¿Qué hay del propio Luxemburgo, Estado de la UE, Liechtenstein, Mónaco o Belice y la zona de las Bahamas...? Eso lo tenemos que resolver a nivel internacional, ni siquiera a nivel europeo.
 
-Uno de los últimos anuncios del ministro Montoro al respecto es que iba a crear una Comisión para detectar a los evasores del fisco español en Gibraltar.
-Cuando se crea una Comisión diga usted que entonces no sirve para nada. Menos comisiones, en mayúsculas y en minúsculas.
 
-Picardo insiste en reclamar los Acuerdos de Córdoba, firmados en septiembre de 2006, y denuncia que España, con la llegada del Gobierno del Partido Popular, se ha retirado unilateralmente de su cumplimiento. ¿Por qué le beneficiaban tanto esos acuerdos?
-En los Acuerdos de Córdoba, Gibraltar aparece como una voz muy potente y sola, no iba acompañando a las voces de Reino Unido. Cuatro voces y dos soberanías: España, el Reino Unido, Gibraltar y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Gibraltar siempre se agarra a esos Acuerdos porque la elevan como sujeto. 
 
-¿Puede España volver a cerrar la Verja?
-En mi opinión, no debe hacerlo, pero jurídicamente sí puede porque Gibraltar no está en el Acuerdo de Schengen y, por lo tanto, no es una frontera interior y tiene que haber un control de todo tipo: fitosanitario, aduanero, financiero, de personas, inmigrantes... No habría ningún inconveniente en que se cerrara pero sería la mayor barbaridad que cometería España después de aquella de los años 60.
 
-España se echaría encima a la comunidad internacional.
-No, no. Es un país soberano. Para presionar un poquito lo que España hace son retenciones, mayores controles...
 
-El bunkering es una amenaza constante para la Bahía de Algeciras. ¿Quién sería responsable de un posible vertido?
-La autoridad que da el permiso: el que contamina, paga. Es un principio del Derecho Medioambiental y además allí hay una doble zona de protección: la que ejerce lel Reino Unido y la de España. 
 
-¿Por dónde pasan las soluciones para Gibraltar?
-Lo que siempre he dicho: superdesarrollar el Campo de Gibraltar. Tenemos potencia económica suficiente para tener un gran aeropuerto en Los Barrios, para una gran Universidad... Hay que desarrollar mucho la comarca para que aquello sea un espejo y todo lo que tenga la Roca que lo tenga también su Campo. ¿Que tienen exenciones fiscales? Pues que las tenga también la comarca. Se acabó el problema.
 
-Pero si el Campo de Gibraltar tuviera exenciones, la Sierra de Cádiz o Málaga, que están al lado, por ejemplo, pedirían lo mismo.
-Claro, por eso hay que quitarlos. Si ellos lo hacen, ¿por qué no nosotros? No se puede permitir que un territorio de treinta y pico mil habitantes haga tanto daño a la Hacienda de 48 millones de habitantes. ¡Sabe la presión fiscal que se podría ejercer sobre los contingentes económicos de las más de 60.000 empresas radicadas en Gibraltar! Eso lo hacen españoles que tienen dinerito y lo meten en los bancos del Peñón.

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